Por Víctor A. Pérez
Director de El Taller de las Noticias
Con apenas dos días de docencia en el nuevo semestre, FAPROUASD vuelve a llamar a paro general. Todo parece indicar que el único mecanismo de presión que utiliza este gremio es afectar a su principal recurso: los estudiantes.
Llama la atención que no se planifiquen otras formas de lucha una marcha durante las vacaciones, una vigilia o cualquier otra acción, y que se recurra de inmediato a interrumpir la docencia. El impacto directo recae sobre la parte más vulnerable de la universidad: el estudiante.
Muchos jóvenes esperaban con entusiasmo su primera clase universitaria, pero lo que encontraron fue un paro que genera frustración y desorientación. El dilema es mayor: ¿qué profesor dará docencia y cuál se sumará al paro? Esa incertidumbre provoca desencanto en padres que confían a la UASD la formación de sus hijos. Algunos sacrifican tiempo y dinero para que los estudiantes asistan a clases, pero se encuentran con puertas cerradas. El caso de una joven madre soltera que viajó desde Baní para asistir a una asignatura de término, con un profesor exigente, refleja esta realidad: al final, el maestro no impartió docencia.
El desencanto no se limita a un día sin clases. Nadie ha querido presentar un estudio sobre la cantidad de estudiantes que abandonan la universidad cada semestre. Muchos emigran a instituciones privadas que les ofrecen mayor estabilidad y mejores condiciones académicas. Entre las razones: las dificultades para seleccionar asignaturas, profesores que se niegan a dar clases, evaluaciones arbitrarias y la falta de consideración hacia el esfuerzo de los estudiantes. Son realidades que se silencian, pero que cada vez empujan a más jóvenes a dejar la universidad estatal.
En el pasado, las federaciones estudiantiles eran la voz firme que defendía los derechos del alumnado. Hoy, ese rol casi ha desaparecido. De ahí surge la gran pregunta: ¿quién defiende hoy a los estudiantes de la UASD?
¿Qué pasaría si mañana fueran los estudiantes quienes convocaran a un paro general y decidieran perder el semestre para demostrar que sin ellos no hay universidad? Sería un recordatorio claro de quiénes son los verdaderamente importantes en esta institución.
Es comprensible que FAPROUASD busque reivindicaciones frente al rector Editrudis Beltrán Crisóstomo y al Consejo Universitario, pero la solución no puede ser maltratar a los estudiantes.
El viernes 22 está pautada la selección de asignaturas de la segunda etapa de admisión. ¿Cuántos de esos estudiantes se estarán preguntando si vale la pena entrar a una universidad que, en lugar de protegerlos, parece utilizarlos como moneda de cambio
Este artículo no pretende desconocer los reclamos
legítimos de los profesores, sino llamar a la reflexión: toda lucha de
FAPROUASD debe excluir el sacrificio de los estudiantes. No se puede seguir
golpeando al eslabón más frágil de la UASD, porque sin ellos simplemente no hay
universidad.
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