Rebotan las Piedras Lanzadas A Los Quijotes.

 El mundo está lleno de grandes hombres dotados de cualidades admirables, con una inteligencia y cultura general y con valores humanos dignos de emular, grandes hombres los cuales, pese a todo esto, han de partir de este mundo sin lograr ocupar una posición de poder en algún organismo de un  estado o en cualquier otra organización e  incluso llevarán a su tumba la triste realidad, de un mundo lleno de cuerdos locos que los apalearon por culparlos de anormales individuales, los cuales nunca encajaron en la supuesta cordura colectiva. 

Y es triste, porque en el alma de esos grandes hombres es donde se encuentra el perpetuar del verdadero concepto de un hombre exitoso; pero jamás, esto ha de ser más triste y patético, que la cruel e imponente verdad, de que hemos tergiversado el concepto

 Hombre Éxitoso

Y pensar que vivimos a Hitler, a Starlin, a Mandela, Gandhi y otros tantos y aún seguimos como papagallos repitiendo el mismo torpe, vacío y víl discurso del hombre mediocre, seguimos creyendo que el hombre exitoso, tan solo es aquel que encuentra a sus pasos bandadas y manadas de seguidores, en su mayoría "enajenados mentales" los cuales les aplauden cada logro sin que importe los medios de cómo conseguirlos. Y seguimos llamando verdad a lo que afirma la mayoria y tachando de mentira lo que unos pocos puedan creer; porque seguimos haciendo Gandhi a los Hitler y culpando de Hitler a los Gandhi. 

La inteligencia, la integridad y la dignidad de un hombre el cual ha logrado ser realmente exitoso no está sujeta a sus logros materiales y/o sociales y mucho menos a los aplausos de los que deciden el nivel de su cálidad moral, está en cada momento que en sí mismo puede verse por dentro y ser él quién aplauda o se avergüence de los medios, ya que la moral social  puede justificarlos, pero su ética personal jamás. 

La meritocracia llora en lo más profundo de su epistemología cuando seguimos pidiendo que maten a los Jesús y suelten los Barrabás, bien decía Antonio Muñoz:

No son los muertos los que en dulce calma la paz disfrutan de la tumba fría, muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía

Mileydi Montero Ramírez